martes, 10 de diciembre de 2013

Michelle Bachelet y la segunda vuelta presidencial en Chile


En exclusiva para Terra la candidata socialista Michelle Bachelet habla sobre los votantes, y mujeres líderes mundiales como Dilma Roussef, Cristina Fernández y Angela Merkel.

Justo cuando se agota la media hora acordada junto con la memoria de la cámara de video, la candidata socialista Michelle Bachelet, en los afanes del fin de semana previo a la segunda vuelta presidencial en Chile, responde a nuestra consulta sobre si leyó “Hijas de General”, el libro donde se marcan muchos paralelos biográficos con su contendora del próximo domingo Evelyn Matthei, que representa la continuidad del gobierno de centro derecha de Sebastián Piñera.

-He leído tramos en publicaciones periodísticas sobre el libro. En realidad, nosotras pasamos parte de la infancia en el Norte, pero ella es dos años menor que yo, así es que yo era amiga de su hermano mayor Fernando. Era mi pololo; era precioso –se ríe.

–¿En serio?
–Sí, pero teníamos cuatro años –recuerda, muerta de la risa.

Cuenta que lo volvió a ver hace unos años, de adulto, y no se pronuncia sobre si seguía precioso. También nos explica la actitud de Sofía Henríquez, su hija menor, que fue hosca y cortante con los periodistas el 17 de noviembre, cuando fue a votar en primera vuelta, y por lo mismo la lapidaron en las redes sociales. “Sofía es tremendamente tímida y sufre con la visibilidad pública. ‘Tú eres la candidata; no yo. No sé por qué me preguntan a mí’, se queja. Ese día llegó a la casa amargada: ‘Quedé como una tonta, una pesada’, se lamentaba, mientras su pololo la consolaba. Igual, está bien Sofía. Las niñitas están muy bien”.

–¿Y Francisca, la que vive en Argentina?
–Sigue en Argentina. Y está feliz. Vive con su novio argentino, que es antropólogo, como ella, y está dedicado al desarrollo de una terapia musical para niños –nos comenta, completamente relajada, aunque afuera todos corren y preparan sus actividades del día: campaña por Santiago en el “bachemóvil”.  

Este es el lado humano de la candidata, el político es el que abordamos en la media hora previa, tiempo en el que habló desde su relación con Angela Merkel hasta cuál sería el número de participación electoral que consideraría una derrota, pasando por preguntas que nos pidieron hacerle desde Terra Brasil y Terra Argentina.

Reproducimos aquí parte de sus respuestas; la versión íntegra en video acompaña este texto, junto con una galería de foto que muestra el clima del backstage de este encuentro periodístico.

–Si usted resulta electa el próximo domingo tendrá algo en común con el presidente Sebastián Piñera: ninguno de los dos habrá tenido la satisfacción de cruzarle la banda presidencial a un político de su coalición. ¿Cómo se pasa ese mal trago? ¿Cómo consolaría al presidente Piñera?
–Se asume como parte de lo que es la actividad democrática en un país. Toda persona que se postula a un cargo de representación popular puede ganar o puede perder, y las causas por las que una persona puede ser electa o no son múltiples. Por lo tanto a mí me parece que lo que uno debe hacer es actuar con la normalidad que corresponde y sobre todo con el orgullo que corresponde, porque Chile es un país que, pese a que tiene muchas cosas que mejorar, puede pasar  de un gobierno de un sello a otro sin que eso genere ningún grado de desestabilización ni temores infundados. Chile es un país maduro democráticamente.

–Esa alternancia, que es parte de la democracia, no se había dado hasta el término de su gobierno. Llevábamos gobiernos sucesivos de la Concertación, así es que me imagino que en lo personal  debe ser un dolor, una frustración…

–Yo soy una convencida de que en las elecciones no es sólo una persona la que se enfrenta con otra, la elección tiene que ver con qué propuestas de país están detrás. Cuando no prospera la propuesta en la cual uno cree, puede ser triste desde el punto de vista de qué va a pasar con el país, hacia dónde va a ir. Pero más allá de eso, creo que lo importante es rescatar que en Chile no ha pasado, no va a pasar, no pasó nada que vaya a poner en riesgo nuestra estabilidad democrática. Cuando yo le entregué la banda presidencial a Sebastián Piñera, no pasó e igualmente no va a pasar si es que ahora a él le toca entregármela a mí. Y eso es algo de lo que podemos estar orgullosos, porque hay lugares en el mundo donde este tipo de situaciones provocan conflictividad o enfrentamiento. Yo ahora espero que el 15 de diciembre, tal como el 17 de noviembre, sea nuevamente una gran jornada democrática, ojalá con la mayor participación posible de personas.

–Ahí hay un punto: ¿qué número de participación electoral sería para usted un fracaso?
–No, ninguno, porque yo creo en la democracia y la democracia tiene reglas y las reglas son que el gana bajo esas reglas, gana, y tiene la legitimidad correspondiente. No hay fracaso porque tampoco tenemos con qué compararlo. Estamos recién probando un sistema de voto voluntario, sabemos que en todas partes del mundo donde hay voto voluntario el porcentaje que vota comparado con el padrón es mucho más bajo. Nuestro padrón tiene un millón y tanto de personas que no están o están muertas, por lo tanto dar cualquier lectura sería bastante irresponsable. No me juego por un número porque lo que importa es ganar y ganar bien. Por otro lado siento que lo que pasó en la primera vuelta y ahora y lo veo en la calle es que mucha gente me dice. “Usted está segura ya, no se preocupe por mi voto porque usted ya es presidenta”. O sea, mucha gente se confía, no va a votar porque cree que el resultado es claro, a pesar de que yo he estado desde un comienzo señalando que es importante ir a votar. Lo que yo creo es que más allá de cualquier cifra, lo que importa para adelante es que busquemos como país, a través de una ley probablemente, todas las formas para facilitarle a la gente que vaya a votar: voto electrónico, debería haber transporte gratuito ese día, con el Servel habría que conseguir que la gente vote en el lugar más cercano a su casa… Hay que alternar todo tipo de mecanismos que faciliten a la gente que vaya a votar.

–¿Esa será una prioridad en su eventual gobierno?
–Por supuesto que sí porque hemos aprendido que el voto voluntario es importante, pero requiere facilidades para que la gente vaya a votar.

 –¿Cómo imagina a la oposición con la que tendrá que lidiar en un eventual gobierno suyo?
–Chile ha cambiado, no es sólo la oposición. Yo lo creo de verdad y lo percibo, lo percibo recorriendo todo el país. Antes la relación de la gente con los presidentes o los ex presidentes era casi una relación con Dios. Cuando los presidentes o ex presidentes hablaban había un silencio sepulcral, ahora la gente habla, quiere expresarse, quiere que su voz se escuche, quiere participar. También han cambiado las formas de expresión, las formas de organización. Eso hace que cada nuevo gobierno deberá tener la sabiduría política y la flexibilidad de entender que está en un país con muchas demandas, muchos desafíos y muchos grupos que se organizan de distinta manera. Ya no se puede ser gobierno como hace treinta años.

DILMA, BRASIL Y LULA
–Esta pregunta la hace el periodista de Terra Brasil, Edson Franco: El número de turistas brasileños en Chile cayó 4,8 por ciento este año. Una de las posibles razones de esto sería el alza en el valor de los pasajes aéreos, consecuencia de la fusión entre LAN y TAM. ¿Qué hará su gobierno para recuperar los turistas brasileños perdidos?
–Es bien específico el tema, yo no tengo hoy la receta mágica para esto, pero el turismo va a ser un área de gran importancia en un futuro gobierno nuestro. Habrá que trabajar con las líneas aéreas para mirar si se pueden hacer paquetes interesantes que puedan bajar costos, de modo que el estar al final del mundo no haga desistir a los que quieran visitarnos. Podemos recuperar esos turistas. Y hay que ver si hay otras causas que expliquen la baja. No me atrevería a señalar que el tema de la fusión sea la única razón. En un gobierno nuestro trabajaremos para atraer a turistas de toda la región, no sólo a los brasileños.

–Usted usó el testimonio del ex-presidente Lula en la franja electoral. ¿Cuál es la convocatoria o el peso que Lula tiene en un país como Chile?
–Nosotros no se lo pedimos, él voluntariamente mandó un saludo y nosotros obviamente lo viralizamos.  Nos pareció bueno que se conociera. Yo tengo un tremendo respeto por el presidente Lula, fuimos colegas, compañeros de trabajo, nos entendimos muy bien, no sólo en el trabajo del respeto que todo país tiene, sino que en el Unasur. De repente hay troikas que trabajan juntas y me tocó muchas veces resolver juntos conflictos entre países. Trabajamos muchísimo juntos: Le tengo gran cariño, respeto y creo que es un gran líder mundial. Y esta amistad se mantuvo cuando ya no éramos presidente. Yo también le mandé un video felicitándolo cuando le dieron un premio muy importante en Estados Unidos.

–¿Cómo evalúa usted el papel de la presidenta Dilma Rousseff en cuanto liderazgo regional?
-La conocí cuando era ministra del presidente Lula y siempre me impresionó su inteligencia, su capacidad. Es una persona muy talentosa. Estando yo en ONU Mujeres tuvimos la ocasión de estar en varias ocasiones juntas. Rio +20, nos apoyó en una gran reunión, lo mismo en la ONU, en la agenda de género. Fue un gran apoyo tanto en Brasil, como en Nueva York. Tengo una gran opinión de ella: es una gran presidenta

–¿Debería ella dedicar más tiempo a los asuntos de América del Sur?
–Brasil tiene un liderazgo natural en la región, pero probablemente le ha tocado enfrentar una  serie de situaciones internas, que le han hecho dedicar más tiempo a ellos, y a todos los presidentes nos pasa lo mismo; dependiendo de la situación interna, son las posibilidades de tener un peso mayor en la política internacional. Pero las dos veces que me tocó escuchar los discursos Dilma en la apertura de la Asamblea General en la ONU, porque Brasil es el que abre esas asamblea, me impresionaron por claros, contundentes y reveladores del liderazgo de Brasil. Fue además la primera vez que lo hacía una mujer, lo que resultó emocionante.

SER MUJER, SER PRESIDENTA
–Cualquiera que sea elegida, Matthei o usted, elevará de 3 a 4 las mujeres presidentas en Latinoamérica, 4 entre 20, no es una muy buena cifra, pero algo es algo. ¿Qué aporta esa presencia femenina al mundo? 
–Aporta muchas cosas. Lo primero aporta visibilidad. Demuestra que hay mujeres capaces, competentes, que pueden llegar a cualquier nivel, incluso al más alto cargo político en un país, como Presidenta o Primera Ministra, porque tenemos a un par en el Caribe, entonces llegaríamos a ser como seis si sumamos a las primeras ministras del Caribe. Lo mencioné en el debate de ARCHI, me parece fantástico que en un país haya dos mujeres luchando por la presidencia, ahora este no es un tema entre mujeres, tiene que ver con proyectos de país. Pero me parece muy significativo. ¿Qué importancia tiene? Mucha, primero para avanzar en un mundo más equilibrado desde el punto de vista de género, donde hombres y mujeres tengan las mismas oportunidades, y sean los méritos, los talentos, las capacidades, las que le den a la mujer el rol que se merece . Eso bueno para todos. Cuando fui Presidenta y era la primera en Chile, una abuelita me dijo: “Ahora puedo morir tranquila, porque vi a una mujer Presidenta”. Y no estoy hablando de mujeres feministas que estuvieran en la calle luchando por nuestros derechos, sino de señoras comunes y corrientes.

Michelle Bachelet se entusiasma con estos temas. Y hace notar que ella conoce mujeres que han llegado alto, pero que no tienen “perspectiva de género”. Que están en cargos importantes, pero no consideran que ese logro personal pueda servir para abrir oportunidades a otras. “No sienten que su tarea es contribuir a generar más espacios para que otras tengan posibilidades de surgir. He conocido líderes económicas así”. Cuando le preguntamos por las condiciones que se consideran propiamente femeninas, nos sorprende, diciendo: “A mí no me gusta aquello de las ‘habilidades blandas’. Eso de las habilidades blandas me carga, porque es como soft en inglés, como livianito. Prefiero decir habilidades humanas”. Y nos pone el ejemplo de las policías de Los Ángeles, que usan su arma de fuego, pero su capacidad de negociación. Y luego destaca el valor de la intuición femenina. “Más allá de que hombres y mujeres pueden ser extraordinarios. Creo que las mujeres ponemos el foco en el cómo hacer las cosas, además de hacerlas. Hay que llegar a la meta, pero qué importante es hacer un proceso donde uno puede ir construyendo voluntades y no uno donde por el camino va quedando todo lleno de heridos y al final llegas a la meta pero solo. Por eso creo que los liderazgos femeninos tienen mucho que aportar. Y lo importante es saber lo uno tiene que hacer, rodearse de un equipo de trabajo bueno, que no haya yes, man o yes, woman, y donde realmente la gente se ponga la camiseta del país, de las personas y todos empujen adelante.

–Su contendora Evelyn Matthei ha establecido este parangón entre que ella encarna la Alemania de Merkel y usted la de la desparecida RDA. ¿Se siente interpretada por esa figura que plantea Evelyn Matthei? ¿Cuáles son sus afinidades con Merkel en lo personal y en lo político?
–Eso es tratar de llevar esta elección a temas de pasado, y no a temas de futuro. Y además no es correcta, porque efectivamente la Alemania de Angela Merkel es una Alemania donde continúan con el estado de bienestar, no el de Von Bismark, porque el mundo ha cambiado, pero sí donde la cantidad de derechos sociales es muy importante, que es la dirección donde nosotros queremos ir. Creo que es una mirada restrictiva de lo que es la Alemania de Merkel, con quien además yo tengo una muy buena relación. Ella sabía que yo había vivido en Alemania; ella viene de la RDA, ella vivía ahí. Siempre tuvimos una relación de respeto y de buena sintonía. Lo único divertido que me pasó con ella es que yo le pregunté qué opinaba de la energía nuclear, y ella me respondió, pero qué crees si yo soy física nuclear.

–A Cristina Fernández le quedan dos años de gobierno, ¿cómo va a ser esa relación bilateral si es que usted resulta electa?
-Hay dos cosas distintas. Una puede tener una muy buena relación con un presidente, pero uno no deja de ser presidente de su propio país. Lula lo dijo una vez: “Aquí nos podemos llevar todos bien pero cada presidente responde a su propia realidad”.  Podemos ser amigos en lo social, pero cada uno es la voz de sus representados. Con Cristina Fernández tuve siempre tuve una muy buena relación. Avanzamos en ir consolidando una relación bilateral que se tradujo en una visita de ella que llamamos “el abrazo de Maipú 2.0”, donde identificamos una cantidad de líneas de trabajo, para que a ambos países les fuera bien. Era una relación orientada a sumar capacidades, fuerzas, para abordar temas fronterizos, turismo, que es lo que pasa muy naturalmente a nivel regional entre gobernadores. De manera que estoy convencida de que con Cristina Fernández, quien me llamo la noche del 17 de noviembre, si soy electa vamos a seguir mirando cómo Chile y Argentina en lo bilateral y en lo multilateral siguen desarrollándose en muy buenas condiciones.
http://noticias.terra.com.mx/mundo/america-latina/michelle-bachelet-y-la-segunda-vuelta-presidencial-en-chile,f1bebe2d177d2410VgnVCM5000009ccceb0aRCRD.html

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