A una semana de las elecciones presidenciales de Chile, la principal duda es si Michelle Bachelet se consagrará nuevamente presidenta el 17 de noviembre o deberá ir a una segunda vuelta.
La incertidumbre se debe, en buena medida, a que ésta será la primera vez que se utilice el sistema de voto voluntario con inscripción automática en unas elecciones presidenciales, es decir que no se sabe a ciencia cierta cuántos votantes habrá.
Así, aunque todas las encuestas den como ganadora a la candidata de Nueva Mayoría, habrá que esperar hasta el domingo para saber si Bachelet alcanza el 50 por ciento más 1 de los votos válidamente emitidos, que la consagrarían ganadora en primera vuelta, o si tendra que ir a un balotaje en diciembre.
El nuevo sistema de voto voluntario con inscripción automática, es decir que no hace falta anotarse en el padrón con anterioridad al comicio, fue usado por primera vez en las elecciones municipales de octubre de 2012. Antes el sistema electoral era de voto obligatorio con inscripción voluntaria.
En ese comicio las cifras oficiales entregadas por el ministerio del Interior indicaron que de los 13.404.000 chilenos del nuevo padrón electoral, sólo 5.474.947 concurrieron a votar. El nivel de abstención fue del 60 por ciento.
La directora de la Corporación Latinobarómetro y de la consultora Mori-Chile, Marta Lagos, explicó que para esas elecciones “el propósito de intentar que los jóvenes fueran a votar tuvo un efecto negativo en la totalidad del electorado (…) Los legisladores se equivocaron, al no entender lo que pasaría con el pueblo chileno cuando le dieran la libertad de hacer lo que quisieran”.
En estas presidenciales quienes respondieron en las actuales encuestas que “sí” asistirían a votar podrían no hacerlo, ya que tienen no están obligados a sufragar.
Con este panorama, todos los comandos de campaña pusieron en duda las encuestas, ya que tanto en las elecciones municipales de octubre de 2012 como en las primarias de junio pasado, estas estuvieron lejos de un pronóstico acertado.
Otra de las dudas es quien se quedará con el segundo lugar y eventualemente pase a una segunda vuelta con Bachelet, ya que a pesar de que las encuestas den como segunda a la derechista Matthei, la difencia con Parisi es pequeña.
Unos puntos más atrás se encuentra el candidato del Partido Progresista, Marco Enríquez-Ominami, quien reunió un 20 por ciento de los votos en las presidenciales de 2009 y asegura que mejorará esos guarismos y se meterá en la segunda vuelta con Bachelet.
En el caso de que Parisi o Enríquez-Ominami logren sobrepasar a la candidata de la derecha, significaría la peor elección histórica de la derecha chilena, que en sólo cuatro años de gobierno perdería la masa electoral que la acompañó durante los 20 años de gestiones de la Concertación.
Otro hito de estas elecciones presidenciales chilenas es que por primera vez habrá nueve candidatos a La Moneda y tres son mujeres.
La incertidumbre se debe, en buena medida, a que ésta será la primera vez que se utilice el sistema de voto voluntario con inscripción automática en unas elecciones presidenciales, es decir que no se sabe a ciencia cierta cuántos votantes habrá.
Así, aunque todas las encuestas den como ganadora a la candidata de Nueva Mayoría, habrá que esperar hasta el domingo para saber si Bachelet alcanza el 50 por ciento más 1 de los votos válidamente emitidos, que la consagrarían ganadora en primera vuelta, o si tendra que ir a un balotaje en diciembre.
El nuevo sistema de voto voluntario con inscripción automática, es decir que no hace falta anotarse en el padrón con anterioridad al comicio, fue usado por primera vez en las elecciones municipales de octubre de 2012. Antes el sistema electoral era de voto obligatorio con inscripción voluntaria.
En ese comicio las cifras oficiales entregadas por el ministerio del Interior indicaron que de los 13.404.000 chilenos del nuevo padrón electoral, sólo 5.474.947 concurrieron a votar. El nivel de abstención fue del 60 por ciento.
La directora de la Corporación Latinobarómetro y de la consultora Mori-Chile, Marta Lagos, explicó que para esas elecciones “el propósito de intentar que los jóvenes fueran a votar tuvo un efecto negativo en la totalidad del electorado (…) Los legisladores se equivocaron, al no entender lo que pasaría con el pueblo chileno cuando le dieran la libertad de hacer lo que quisieran”.
En estas presidenciales quienes respondieron en las actuales encuestas que “sí” asistirían a votar podrían no hacerlo, ya que tienen no están obligados a sufragar.
Con este panorama, todos los comandos de campaña pusieron en duda las encuestas, ya que tanto en las elecciones municipales de octubre de 2012 como en las primarias de junio pasado, estas estuvieron lejos de un pronóstico acertado.
Otra de las dudas es quien se quedará con el segundo lugar y eventualemente pase a una segunda vuelta con Bachelet, ya que a pesar de que las encuestas den como segunda a la derechista Matthei, la difencia con Parisi es pequeña.
Unos puntos más atrás se encuentra el candidato del Partido Progresista, Marco Enríquez-Ominami, quien reunió un 20 por ciento de los votos en las presidenciales de 2009 y asegura que mejorará esos guarismos y se meterá en la segunda vuelta con Bachelet.
En el caso de que Parisi o Enríquez-Ominami logren sobrepasar a la candidata de la derecha, significaría la peor elección histórica de la derecha chilena, que en sólo cuatro años de gobierno perdería la masa electoral que la acompañó durante los 20 años de gestiones de la Concertación.
Otro hito de estas elecciones presidenciales chilenas es que por primera vez habrá nueve candidatos a La Moneda y tres son mujeres.
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