martes, 16 de julio de 2013

Michelle Bachelet, su nuevo equipo y el mito del neoliberalismo en Chile

 
Durante el fin de semana no hubo ningún analista de esos que se precian de imparcialidad – Cavallo, Carlos Peña – que no ratificará el análisis que hicimos en un medio electrónico nacional respecto de la nueva composición del Comando de Michelle Bachelet y, con distintos tonos, reafirmaron lo que nosotros habíamos señalado en El Mostrador. En general, la suma de las lecturas e interpretaciones no es favorable a la composición del nuevo equipo y tanto Ascanio como Peña, por nombrar a dos de los más moderados, también fueron pesimistas respecto del futuro de las demandas de transformación versus la naturaleza del equipo que acompañará a la presidenciable hasta noviembre o diciembre. Sabemos, que el grueso del bloque tiene más de lo viejo de la concertación que de la Nueva Mayoría y sus currículos no avalan precisamente el diseño y la implementación de medidas estructurales, como las que está exigiendo la ciudadanía con muchas más fuerza desde el 2011.

El mito del Neoliberalismo en Chile
Diversos economistas han demostrado con evidencia clara y palpable que los logros económicos de la dictadura son pobres si se los compara con los del periodo 1952-1973, y los historiadores económicos han constatado que las dictaduras del cono sur – en especial las de Chile y Brasil -, a pesar de sus promesas inaugurales de desarrollo y bienestar, en concreto lo único que hicieron fue aumentar los niveles de pobreza de la población, llegando incluso hasta un 50%, cosa que los gobiernos moderados de ambos países, se han demorado más de 20 años en revertir esas cifras y, a veces, como lo hemos visto en Chile, abusando de las posibilidades que ofrece la estadística. Hay que recordar que, incluso las visiones más ortodoxas de los ministros de Hacienda de la Concertación – Aninat y Velasco – con su ideologismo profundizaron los efectos de la crisis de 1997 y de 2008, más que alivianarlos ¿Y de dónde tanto poder entonces?

La derecha le ganó a la centroizquierda chilena la única batalla que no estaba en condiciones de afirmar: la ideológica y cultural en términos gramscianos. Triunfo que se hizo con la venía del bloque concertacionista, al alero de los principio de nuestra transición (los derrotados de 1973) y que tuvo como fondo los lineamientos de Estados Unidos y el llamado Consenso de Washington.

La razón por la que más urge una nueva coalición y, por ende, nuevos protagonistas, es precisamente para sacudirse de esa tutela que pesa sobre la centroizquierda cincuentona y cuyos actores más parecen infiltrados que poseedores de una visión alternativa a la neoliberal, eso se nota con más fuerza en los candidatos al parlamento de la oposición en la Región.

Muchos esperábamos que, luego del abrumador triunfo del 30 de junio, el nuevo equipo de campaña rompiera el cerco ideológico que le tendían los fácticos de la Concertación. Ello no fue así y creemos que la principal aspirante a La Moneda quedó en deuda con el anuncio en relación a las promesas que había venido haciendo desde que aterrizó en marzo. La partida, ya sabemos, la ganaron los fácticos y los neoliberales. Pero tal como ha dicho, Ascanio Cavallo, un hombre del orden, si esa composición puede asegurar estabilidad “en el ambiente de inquietud y malestar social que ha vivido Chile en los años recientes… Esa, de momento, es otra historia”.
Edison Ortiz G.
http://eltipografo.cl/2013/07/michelle-bachelet-su-nuevo-equipo-y-el-mito-del-neoliberalismo-en-chile/

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